

Organizaciones civiles de la capital mexicana lograron involucrar a 71 ciudades de los principales estados de México, para manifestar su rechazo a las acciones de violencia y secuestro, cuyas cifras crecientes son cada vez más alarmantes. La intensa lluvia que se abatió sobre la capital mexicana no restó ánimos a la multitud, que vestida de blanco, con pancartas exigió justicia. Unos más llevaron flores y otros banderas blancas.

La megamarcha incluyó gente de todos los estratos sociales. Desde empresarios, empleados, profesionistas, trabajadores, estudiantes, amas de casa, niños, adolescentes y ciudadanos en común. Todos exigiendo eficiencia a los cuerpos policiales y no corrupción de las autoridades.
Un clamor convertido en coro: “Queremos vivir sin miedo”, “Si no pueden- renuncien”, “México-quiere paz”, “¡Ya basta!” recorrió del Ángel de la Independencia al Zócalo y las calles de las principales ciudades de todo el país el sábado. Miles de historias de violencia, de asalto, de secuestro, de pérdida, salieron a ventilarse en voz alta. Fotos de bebés, niños y jovencitas desparecidos, letreros de “regresen a mi mamá” o “devuélvanme a mi hermano”, uno tras otro, en una marcha que transpiró indignación, enojo, hartazgo colectivo ante la impunidad.
Minutos antes de las siete de la noche otras personas se incorporaban a la gente que ya se encontraba en el Zócalo capitalino. Poco a poco se fueron distribuyendo por la explanada, formando un círculo alrededor del asta donde ondeaba la bandera de México. Con la mayor parte de la gente ya reunida en el la Plaza de la Constitución, pues algunas aún no llegaban a la plancha central, se entonó el Himno Nacional , justo cuando empezaron a repicar las campanas de la Catedral Metropolitana a las 8:30 de la noche.
Tras cantar el himno, poco a poco el Zócalo se empezó a iluminar cuando la mayoría de las personas ahí reunidas empezaron a colocar alrededor del asta bandera cientos de veladoras como símbolo de todas las personas que han sido víctimas de algún tipo de secuestro o delito en el país. Era el caso de Mónica Alejandrina Ramírez Alvarado de 21 años de edad, quien está secuestrada desde el 2004. Aunque ya se han realizado denuncias con las autoridades correspondientes, tanto en el Estado de México (donde ocurrió el evento), como con las policías federales, “sólo hemos encontrado silencio y promesas huecas”, dijo el padre de la desaparecida.

Aunado a un mayor número de secuestros, algunos casos han tenido un gran impacto en todos los escollos de la sociedad, como el del menor Fernando Martí y el del recién conocido plagio de Silvia Vargas Escalera, hija del exfuncionario Nelson Vargas.
De acuerdo con cifras oficiales, del año 2002 al 2007 la incidencia de secuestros en México pasó de 540 a 785 y el Ministerio Público Federal recibe al menos 136 mil denuncias al año, mientras que en el fuero común se atienden un millón 538 denuncias.

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